Temnothorax SP / septiembre 2024

Cuéntanos los progresos de tus colonias con actualizaciones periódicas.
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chibisake
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Pese a ser un novato en esto de las hormigas, ya que es la primera vez que tengo un hormiguero por regalo de mi pareja, en muy poco tiempo he tenido todo tipo de vivencias con mis tímidas y adorables pequeñas hormigas.

No soy del todo buen orador y me pierdo mucho en detalles, pero lo intentaré hacer lo mejor posible, ya que me hace ilusión compartir las vivencias con mis pequeñas, a las cuales he cogido mucho cariño y hasta estresado cuando creía que todo se iba al garete.

Me llegó una colonia entera de Temnothorax SP. Pensaba que estaban muertas ya que no se movían de la probeta o tubo, pero nada más ponerme a informarme sobre la especie descubrí que a las temnothorax les encanta estar apretaditas y quietecitas. No soy muy fan de las habituales hormigas negras y grandes que se suelen ver, por lo que su color rojizo y abdomen (o culete, como le digo yo) translúcido me fascinaron. Su carácter amigable con otras hormigas, su tranquilidad para hacer las cosas y el hecho de ser colonias de no más de 100 individuos me fascinó. Jamás habría pensado que podría haber hormigas así. Además, mucho mejor: menos gasto en ampliar hormiguero y mi pareja más contenta, ya que estuve meses dándole la tabarra con comprarme un hormiguero y ella se negaba en rotundo.

Las dejé descansar del viaje un par de días y pronto conecté el tubo de cristal donde me vinieron al hormiguero. Esa misma noche volaron hacia la cavidad pétrea del bonito hormiguero que tengo, pero que tendré que sustituir (más adelante explicaré el por qué).

Mi primer susto lo tuve cuando, de presenciar una o dos bajas diarias, comienzo a ver que un día hay 5 hormigas muertas, al día siguiente 7, al siguiente 13... algo no andaba bien. Los primeros días bebían del bebedero pero cuando comenzaron a morir apenas veía hormigas bebiendo (antes era muy normal ver dos o tres).

Uno de mis errores de novato fue echarles demasiada comida al ver que había tantas bajas diarias. Menos mal que un amigo (y el dueño de la tienda de donde proceden la colonia y el hormiguero) lo vieron en las fotos y me dijeron que eso en dos días tenía que ir a la basura, que era una especie que comía muy poco y que se podrían originar ácaros que acabarían con la colonia.

Dicho y hecho, antes de las 48 horas, y con cuidado, todo estaba limpio. Pero yo no estaba tranquilo debido a las bajas de mis hormigas. Revisando foros que he leído durante años pese a no haber tenido nunca hormiguero vi que algunos le echáis huevo cocido. Probé a ponerles un poco de la parte de la célula, la clara cocida, y de todo lo que le she dado es lo que más les fascina.

El huevo cocido podría haber sido el detonante del frenazo de muertes, o quizás se tratara de un cambio de ciclo/generacional en el hormiguero y me pillase con la colonia recién viajada a casa de un novato. Quién sabe, pero comencé a ver gradualmente menos bajas y ver más huevos.

Hablando de ver... ¿y la reina? No la había visto desde que me llegó la colonia. No me preocupaba tampoco porque si había huevos y el número se mantenía o crecía con el chute de proteínas es que por algún lado debería estar. Pero estas hormigas viven tan apretujadas y la reina apenas las supera en tamaño que no era capaz de verla.

Otro error de novato, comenzar a usar la linterna, y para colmo de noche, para ver si lograba verla. No la encontré, pero sí que descubrí que las imprudentes habían colado un trozo de gamba o grillo en el hormiguero y se estaba poniendo malo. Pensando que podría tratarse de una de las hipotéticas causas de tantas bajas en el hormiguero decidí abrir la tapa transparente y quitar rápidamente el alimento. Como son tranquilitas apenas tuve problema. Una sola fuga que, con una carta, recogí y reconducí hasta la caja de forrajeo. Pero ese fue el detonante de mi mayor problema.

Las hormigas no son tontas, y de comunicarse y lanzarse mensajes, como bien sabréis, saben un rato. Al día siguiente voy a contemplar a mis pequeñas apartando un poquito el metacrilato de color rojo para verlas y... no había hormigas.

Sí. No quedaba ni una. Ni los huevos.

¿Qué leches había pasado? Mi pareja alertada, diciéndome que me he tenido que dejar el hormiguero abierto y se han tenido que colar en algún mueble. O que el gato se las ha tenido que comer en la escapada. Estaba histérico y llegué a creer que me había dejado el hormiguero abierto por la noche. Pero de repente veo que el bebedero tiene una extraña sombra oscura en la base. ¿Qué es eso?

Levanto el bebedero de ambrosía y grité ¡Por las barbas de Neptuno, Batman! (bueno, no exactamente, pero sí algo parecido). Ahí estaba toda la colonia apretujada. La linterna y haber abierto la pared del lugar donde se refugiaban provocó que volvieran a mudarse. Tenía que respetarlas, no quería estresarlas más, así que las dejé como estaban. Por si las moscas volví a pedir nuevos bebederos, esta vez con la parte inferior de la base plana para evitar mudanzas. Así, si se acababa el agua o la ambrosía, podía reponerles bebida sin estresarlas.

Dos días pasaron. No se apreciaban bajas desde la mudanza. Si acaso una sola hormiga con el cadáver de su hermana en la boca paseándose como en Semana Santa. Pero todo iba como la seda.

O eso creía yo.

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El tercer día tras la mudanza, revisando unas cosas en la mesa donde las tengo. Aprecio de reojo un movimiento. Miro detenidamente y veo una hormiga corretear. Espera. ¿Cómo es posible que haya una hormiga fuera si las rejillas de ventilación son minúsuclas y por ahí no pueden pasar? De hecho, reaplico aceite antifugas dos veces por semana. Nada, le invité a subirse a la carta y para el forrajeo. Pero no me encontraba tranquilo. ¿Cómo se ha podido escapar?

Estando la colonia descansando en la habitación de forrajeo es más normal que haya más hormigas explorando alrededor con la tranquilidad que las caracteriza debido a que la zona está mucho más próxima respecto a días atrás. Por lo que me quedé junto al hormiguero un par de horas, revisando los alrededores del mismo por si las moscas. Al final di con siete hormigas, una de ellas se fue al cielo de los capibaras porque se me coló bajo el hormiguero y al moverlo se convirtió en Chocapic, pero las seis siguientes fueron rescatadas con éxito y el menor estrés posible.

Retomando la pregunta final de dos párrafos arriba. No tardé en dar con la respuesta, aunque solucionarlo me volvió a traer serios problemas para mi ansiedad. Resulta que el hormiguero que me enviaron en la esquina vertical de una de las paredes tenía una pequeña grieta que no había logrado avistar. Y esta grieta contaba con un agujero minúsculo imperceptible a simple vista. Volví a revisar todo el hormiguero hasta pararme a mirar la grieta más detenidamente. Y fue cuando vi el agujero. Un poco de pistola térmica, asegurarme de que no había ninguna hormiga cotilla cerca, y listo. Agujero tapado.

Sin embargo, en el proceso de devolver a las hormigas a su hogar, le di sin querer a los bebederos y los tumbé. Aquello se convirtió rápidamente en el show de Benny Hill. Se olvidaron de su tranquilidad y comenzaron a correr como histéricas en busca de la zona oculta más próxima: una cáscara de nuez que dejé días atrás y a la que nunca habían hecho caso. Entre el caos hormigueril logré avistar por primera vez a la reina.

Rápidamente, y con un gran sentimiento de culpa encima, volví a colocar todo en su sitio, con cuidado de no aplastar a ninguna hormiga en el proceso. Y me alejé del hormiguero. A la noche les volví a echar clara cocida de huevo para ver si podía paliar el estrés sufrido por la colonia y evitar bajas. Parece que lo he conseguido, pero las hormigas han vuelto nuevamente abajo.

Tanto viaje en tan pocos días no es bueno para ellas. Y me ha quedado claro que, por muy pequeño que sea el hormiguero, a ellas les queda grande. He encargado un módulo de fundación tamaño pequeño y una caja de forrajeo para invitarlas a mudarse, poder verlas bien desde arriba y guardar con cariño el hormiguero de piedra que me regaló mi pareja. Lo guardaré para cuando adquiera más experiencia y me anime a cuidar de otra colonia de hormigas peques, adorables y color marrón clarito o doradas.

Ahora descansan y no las voy a molestar hasta que me llegue el nuevo hormiguero. Tienen reservas de sobra y he apreciado, apartando un poco el metacrilato rojo, que hay muchos más huevos que antes. El poder de los huevos de gallinas de campo nunca dejará de sorprenderme.

Y esto es todo por ahora. Nos leemos próximamente.
chibisake
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Toca actualizar el diario de la colonia. Tras un nuevo y rápido brote de moho en la parte baja del hormiguero decidí adquirir uno nuevo modular, aún más pequeño y estrecho. Algo que para ellas sea una lujosa mansión con todo tipo de estrechas comodidades en lugar de un desértico páramo de 15 cm de amplitud,

Nada más llegar a casa el nuevo hormiguero, toca montarlo, conectar ambos con cuidado (ventajas de tener esta especie de hormiga es que son algo más tranquilitas, salvo cuando están asustadas, que ya es raro que lo estén). y darles la chuchería que tanto les gusta: una pizquita de yema cocida de huevo.

Cerré el acceso al forrajeo del antiguo hormiguero y con un bastoncillo invité a subir al par de hormigas que se habían quedado en el forrajeo de picnic. Estas las puse intencionadamente en la nueva caja de forrajeo. Así, al encontrar el camino de vuelta, podrían cotillear con la madre y las hermanas que se han topado con un lugar que tiene sus nombres puestos en luces de neón.

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Tardaron muy poco en comenzar a asentarse y, en el momento en el que escribo estas palabras, ya se encuentran totalmente tranquilas. He percibido que en este nuevo hormiguero es mayor el número de hormigas cotillas que salen a explorar la zona de forrajeo, lo cual espero que sea algo positivio. La mayoría de la colonia, está resguardada y tranquilita bajo el metacrilato rojo.

Una anécdota que me ha ocurrido es que, antes de producirse la mudanza al completo, unas cinco hormigas se quedaron rezagadas en el antiguo hormiguero y empezaron a llevar al nuevo trozos de moho masticado que luego devolvían nuevamente al viejo hormiguero. Otras de esas cinco rezagadas se limitaban a arrancar el moho y a pasearse como si tuviera un trofeo en las manos. A saber qué querían hacer, pero es algo que hasta entonces no había pasado, ya que la actividad en el viejo nido solo se producía cuando una hormiga quería subir al forrajeo.

Y nada, muy contento con estas hormigas. Espero que a partir de aquí todo vaya viento en popa y tenga un poquito de tranquilidad con ellas. Que bastantes sustos de novato he tenido.
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